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Escalando LA AGUJA SAINT EXUPERY. Patagonia-Argentina

Patagonia Nos fuimos desde Colombia a Argentina Rafael Avila, Yurani Salazar, Alejandra Ruiz y yo, Antonio Henao, con un gran suefio: escalar todo lo que pudiéramos y si el clima lo permitia intentar escalar una de sus gigantes agujas de granito. Luego de viajar y escalar un poco en otros lugares llegamos a el Chalten. Veniamos con toda la motivaoion después de escalar en Frey varias agujas. En Chalten empiezas a respirar un aire de escalada que nunca habia sentido en mi vida, en el mismo lugar existen todas las modalidades de escalada en roca: boulder desde V1 hasta V14, rutas deportivas desde 5. 7 hasta 5.140 0 proyectos, y por Ultimo, la escalada alpina, sin duda una de las mejores del mundo.

El dia que llegamos preguntamos por el clima y nos dijeron se acaba de ir una ventana excelente que duro varios dias, esto nos preocupo un poco, pero también sabiamos que teniamos 15 dias para osperar que nuevamente el clima mejorara. Mientras tanto aprovechariamos para escalar los excelentes Boulders, conooer algunas lagunas, hacer algo de mta deportiva y prepararnos para el momento del pegue.

Pasados 8 dias la preocupación se empezó) a sentir ya que el clima no parecia mejorar. Sacamos el penniso para ir a la ruta Afanasief del Fitz Roy, pero sabiamos que necesitébamos al menos 4 dias de buen clima. En mi cabeza resonaban las palabras de Rafa, quien me decia que en una expedicién anterior habia aprendido que teniamos que ser flexibles, que si el clima no lo permitia lo mejor era cambiar el objetivo e intentar algo que fuera posible en ventanas mas cortas. Con el paso de los dias entendimos que la (mica oportunidad era esperar que la Patagonia nos diera por lo menos un par de dias buenos.

Mientras estabamos en el camping conocimos a un gran amigo, David, un chileno que nos acogio como si nos conociéramos de toda la vida. El 27 de Enero llego gritando al camping: iHAY VENTANA, HAY VENTANA! Sali corriendo de mi carpa y la pedi que me mostrara el pronostico, la Patagonia nos habia escuchado, no teniamos los 4 dias que habiamos sofiado, pero el pronostico mostraba un dia con fuertes vientos y lluvia pero con una isotérmica alta (temperatura ambiente alta) y dos dias de buen clima. En ese momento tomamos una decision que nos llevaria a vivir la aventura mas increlble de nuwtras vidas. Oueriamos adentrarnos en la cordillera, ver de cerca el Cerro Torre, El Mocho, la Stanhar, montafias miticas y queriamos un reto grande, una aguja que nos pusiera a prueba. Después de conversar con amigos chilenos y argentinos nos dijeron: “hay una ruta espectacular, muy franca, con increlbles fisuras, se llama Chiaro De Luna, en la aguja Saint Exupery y comparte el campamento base (Niponino), con el Torre y el Mocho”. Entendimos que era el reto que estabamos buscando. Sin pensarlo empezamos a preparar todo el equipo, tratando de ir lo mas livianos, sin carpa, poca comida, dejamos mosquetones, cintas y cualquier cosa que creyéramos innecesaria.

Al dia siguiente iniciamos una caminata de 10 horas, pasando primero por la Laguna Torre, bordeandola y entrando en el glaciar hacia el campamento Niponino. Aunque la estrategia de ir livianos es realmente necesaria, a mi en particular me costo mas de 6 ampollas en cada pie, decidimos enfrentar toda la caminata con las botas rigidas, las cuales me habian quedado muy justas, y aunque las habia caminado en el Cocuy, nunca habia enfrentado una caminata asi con ellas, y es mas, nos decian después que nadie entraba hasta el valle de Niponino en botas rigidas. Cada minuto era un aprendizaje en este nuevo mundo de montañas.

Esta caminata nos empezo a mostrar la seriedad de nuestro reto, mientras bordeabamos la laguna ya nos habian dicho que habia una morrena muy peligrosa, comence a bajar y terrnine gateando, tratando de agarrarme de rocas que caian y se movian todo el tiempo, fue tal el susto que despues de esta bajada Rafael decidio devolverse un poco y montar un rapel, la bautizamos “la morrena de la muerte”, y es que honestamente en el Cocuy sabemos lo que son morrenas duras y peligrosas, pero esta morrena era demasiado empinada e inestable, y ya habia causado varios accidentes.

Después de superar el momento mas peligroso empezamos a caminar hacia el Mochito, parecia que nunca ibamos a llegar. Finalmente después de una muy dura caminata por morrenas y glaciar montamos nuestro primer Vivac en Niponino. El cansancio era muy fuerte, al sacar los pies de mis botas empecé a preocuparme, tenia al menos 6 ampollas en un pie, y en otro unas cinco, debi hacerme curaciones, sacar el agua de las ampollas y ponerrne esparadrapo para tratar de proteger un poco mis pies. Aunque me dolian bastante las ampollas, la motivacion estaba al méximo y el increible paisaje me hacia olvidar de todo.

Mientras caia la tarde el viento empezo a ponerse mas fuerte, David el amigo chileno saco una tela impermeable, la cual nos podia servir como una especie de rompe vientos, nos pusimos a trabajar con Juaco, Rafa y David, levantamos unas buenas barreras de piedra buscando que la tela impermeable nos cubriera un poco del fuerte viento que lbamos a tener esa noche, porque ya lo sabiamos que el pronostico era muy regular. Después de un par de horas preparando el vivac decidimos acostamos, mientras nos metiamos en el sleeping el viento se puso mas fuerte y sin haber comenzado la noche rompio la tela impermeable.

Ahi decidimos que lo mejor era acostamos, este fue el preambulo de una noche que jamas olvidaremos. Nos metimos en los sleeping y a los diez minutos empezo a «over, salimos corriendo para evitar mojamos, nos metimos debajo de una roca donde escasamente cabiamos los dos, estaba en bajada y era muy incomoda, David y Juaco se hicieron debajo de un pequefio techo. El viento soplaba como jamas lo habiamos sentido, hacia midos que realmente asustaban e inflaban los sleeping, mientras el agua que chorreaba por la roca nos iba mojando por completo. La (mica razon para no congelarnos del frio es que la isotermia estaba alta, y fue por esto que asumimos ese riesgo, algo no muy aconsejable en La Patagonia. Esta es la noche mas dura y asustadora que he pasado en la montafia. En la mafiana paro de llover, el viento seguia fuerte, pero esto ayudo a que se secara un poco nuestra ropa y los sleeping que estaban completamente mojados. Salimos de la roca, el viento comenzo a bajar y con esto nuevamente el animo a subir.

El pronostico se estaba cumpliendo. Dormimos un poco ya que en toda la noche fue imposible, nos levantamos, preparamos algo de comida, y nos fuimos hacia el segundo vivac, un campamento que quedaba muy cerca de la Aguja Saint Axupery, arriba del mitico campamento de Polacos. Durante tres horas caminamos, alucinando con los paisajes que nos rodeaban, paisajes que solo habia visto en peliculas protagonizadas por los mejores escaladores del mundo o que habia imaginado gracias a sus relatos. Estabamos en medio del macizo del Fitz Fioy Y el Cerro Torre, rodeados de algunas de las historias mas grandes del montafiismo mundial. Para quienes no estan familiarizados con estas montafias, el Cerro Torre fue considerado por muchos afios como la montaña imposible.

Mientras sacabamos nuestro sleeping tratabamos de identificar las demas agujas que nos rodeaban la Stanhard, La Punta Erron, El Fitz Fioy, La Poincenot y aprovechabamos para ver frente a frente nuestro reto, La Saint Exupery y estudiar la ruta Chiaro De Luna. Oueriamos descansar bien, nos acostamos temprano para levantarnos a las tres de la mafiana y asi aprovechar al maximo el dia, ya que queriamos escalar sus 750 metro en una sola jornada y descender.

La noche seguia cumpliendo el pronostico, lo que nos daba tranquilidad en cuanto al clima, pero la adrenalina y los paisajes que nos rodeaban no nos permitian dormir. A las tres de la mafiana sono el despertador, nos levantamos, preparamos una bebida caliente y salimos lo mas rapido posible hacia la base de la ruta. Después de una hora estabamos frente a una gigante franja de roca Basalto, que es el evidente inicio de la ruta. Decidimos escalar los primeros 60 metros sin encordamos y en botas, ya que era un quinto grado (5. 7). Avanzamos rapidamente, para llegar al granito donde la escalada cambiaba completamente, se volvia totalmente vertical. Sacamos nuestros gatos, las cuerdas y Rafael comenzo a puntear algunas de las fisuras mas hermosas y continuas que hayamos escalado. La decision fue escalar 5 largos uno y 5 el otro para ser mas rapidos y lograr esa fluidez de la que nos habian hablado, pero nunca habia sentido. Asi rafa supero los primeros 5 largos sin pedir tension, encadenandolos todos y superando el primer crux, (5.1od/ 11 a) una escalada muy rara que casi me saca una hernia con la maleta.

Después de maldecir un poco por el esfuerzo llego mi tumo, empecé a sentir esa fluidez que solo te la da puntear mas de 100 metros continuos, escalabamos lo mas répido que podiamos. Recuerdo mucho uno de los largos, un 5.100, donde tuve que escalar aproximadamente 5 metros sin proteger, la fisura era muy pequefia, no podia poner nada, finalmente puse un alien, frend recomendado para artificial, pero realmente no para que resista un vuelo. Esto me dio algo de cabeza, y tuve que hacer una paso en placa realmente dificil, de unas presas malas ir a un empotre de dedos y hacer varios movimientos de pies sobre adherencia, era un cambio de fisura, en el cual realmente apreté como nunca. Sabiamos que las pausas debian ser cortas, en el largo 7 u 8 sacamos algo de fruta defihidratada, un poco de agua (solo llevabamos 4 litros). Comimos rapidamente y continuamos.

Nuevamente vino el tumo de Rafa, tuvo que superar el otro crux, una placa preciosa y totalmente vertical de 40 metros, dividida por una fisura increible, con empotres de dedos y manos. Mientras apretaba para encadenarla recuerdo que me decia: “definitivamente esto saca lo mejor de uno como escalador”. No queriamos sentarnos ni pedir tension, nuestro compromiso desde el inicio era encadenar ojala todos los largos.

Mas o menos en el largo 11, estaba asegurando a Rafa, y escuche un zumbido muy similar al que hacen las piedras cuando vienen cayendo, inmediatamente mire hacia arriba para ver si estaba en la trayectoria de caida, y para mi sorpresa era un condor que sobrevolaba a dos metros de mi cabeza, en ese momento grite: iEl condor; saqué la camara, que se nos habia olvidado por completo, y logré grabarlo. Esto me revitalizo, llegué donde Rafa, hablamos del condor, el punteo un largo mas para terminar su cuota y yo continue con la parte final.

Recuerdo que en un momento se me salieron algunas lagrimas, eran las 9 de la noche, llevabamos 16 horas de escalada sobre la pared, la parte final eran chimeneas, fisuras anchas con rocas empotradas que se convertian en techos, aunque asustaban bastante, la fluides de escalar en el dia mas de setecientos metros te hace pasar por casi cualquier fisura o crux sin pensarlo mucho. Me di cuenta que estaba cumpliendo un gran suefio que tenia, en el largo 16 mientras escalaba una increible fisura recuerdo gritar. “hijueputa esto si es escalada”.

Finalmente, después de perdernos un poco en el largo 17, llegamos a las 12:30 de la noche a la cumbre. Alli celebramos, nos abrazamos, parecia mentira haber logrado escalar este monstruo de granito en un dia. Comimos un sanduche, compartimos con una cordada de checos y brasileros que llegaron después, tomamos fotos y disfrutamos de la increlble vista, las luces del Chalten y arriba de ellas una luna roja gigante, pensamos algo asi debia ser la vista cuando abrieron la mta Chiaro de Luna.

Sabiamos que mas o menos el 50% de las muertes ocurren en los rapeles, decidimos no descansar Comenzamos a descender por miedo que al dia siguiente nos cogiera el mal clima. Mas o menos a las 12:45 am, después de seis rapeles la cuerda se atoro en una roca, no podiamos créerlo la halamos, la tirabamos hacia los lados, maldeciamos y finalmente después de mas de 15 minutos batallando debimos cortaria. Entendimos por que la mayoria de accidentes ocurren en los rapeles, por caidas de roca, cansancio y errores, en momentos parecia que lbamos en neutro, mas que pensamientos o acciones eran reflejos del entrenamiento lo que nos llevaba a seguir.

Haciamos todo para mantener el animo, tomamos un poco de gel hidratante, los ultimos sorbos de agua y nos tumabamos para montar los rapeles de acuerdo a la energia que teniamos. Habia momentos que alguno de los dos no sentia que pudiera moverse. En los altimos rapeles te metes en una canaleta de hielo muy peligrosa, las rocas caian todo el tiempo, una roca del tamafio de un balon paso a 40 centimetro de mi cara zumbando. Sabiamos que debiamos movemos rapido, pero el cansancio no lo permitia. Después de casi 10 horas bajando llegamos al ultimo rapel. Superamos la parte mas peligrosa.

Llegamos al campamento, alli nos encontramos nuevamente con David el chileno y Juaco el argentino, los dos buenos amigos que llegaron antes a la cumbre, pero en los rapeles duraron casi 12 horas. Compartimos un rato, comimos como nunca, chocolatinas, polenta, comida liofilizada, todo lo que teniamos, pareciamos sin fondo. Dormimos una hora y para evitar que la torrnenta nos cogiera en el valle de Niponino enfrentamos una caminata hasta el campamento Torre de 11 horas.

En el campamento caimos como estatuas, ya sin comida, veia como todos tirabamos botas de escalada, equipo, chaquetas y todo sin importar donde cayeran, solo queriamos encontrar nuestros sleeping y acostamos.

Al dia siguiente nos levantamos, y vimos que estabamos rodeados por carpas de “gringos”, David entre broma y desesperado por el hambre empezo a decir en voz alta: “ Food food, food food” (comida, comida, comida, comida) la risa nos invadio, las personas que nos rodeaban se hacian los que no escuchaban, mientras los veiamos desayunando y comiendo fthas. Nadie nos invito ni un café. Entendimos que eran mas caminantes que escaladores, no sabian lo que habiamos vivido.

Seguimos nuestro descenso hacia Chalten preocupados por Yura y Aleja, quienes esperaban nuestra llegada el dia anterior, y finalmente llegamos al camping El Refugio, donde nos esperaban las chicas. Nos abrazamos, celebramos, los amigos en el campamento nos felicitaban, después de unos minutos de compartir, me fui hacia la carpa con Aleja, nuevamente lloré, esta vez de felicidad porque sabia que habia cumplido un suefio de muchos afios y lo mas importante, regresamos bien para poder compartir la historia. Esta es sin duda la aventura mas grande de mi vida y el esfuerzo fisico mas grande que he realizado.

Gracias Patagonia
(Antonio Henao)

Rafael Avila, Yurani Salazar, Antonio Henao, Alejandra Ruíz